El Centro Penitenciario Rosario se prepara para inaugurar la nueva unidad penal que le permitirá albergar a 320 presos más. La obra de 3600 m² de superficie, con una inversión de 7500 millones de pesos, cuenta con 40 celdas por módulo, triple sistema de seguridad y tomas de luz antibandálicas.
La velocidad que le imprimió el gobierno santafesino a esta nueva unidad de detención (la cuarta) dentro del Centro Penitenciario de Rosario. Se construyó en un año, se inaugura en junio y va a permitir desalojar de presos a todas las comisarías de Rosario, que seguirán abiertas como primer destino de una detención, pero donde nadie ya podrá permanecer más de quince días, algo que está totalmente desbordado en el presente. Los casos de personal de fuerzas de seguridad y delitos complejos se destinarán directamente a este nuevo complejo.
La Sub Unidad 4 costó 7500 millones de pesos y va a permitir alojar al menos a 320 reclusos (todos hombres). Se ubica en la zona oeste de Rosario, dentro del complejo penitenciario de 27 de Febrero al 7899, el mismo que fue noticia en marzo y abril del 2023 por sendos ataques a balazos en su frente, donde funciona la Oficina de Recepción de Detenidos de Rosario (ORDER), y a uno de los laterales del complejo, donde todavía se pueden ver los cristales con los impactos de balas. “No es ventilación, es un recuerdo de la gestión de Perotti”, comenta por lo bajo un funcionario del área de seguridad del actual gobierno.
Como consecuencia de aquellas balaceras se empezó a construir un muro externo que por ahora ocupa la mitad de la cuadra. En el predio también funciona la Cárcel de Mujeres.
Visita de puertas abiertas
Este jueves el ministerio de Seguridad provincial organizó una visita guiada para la prensa para recorrer por dentro antes de que sea habilitada la nueva cárcel, una de las pocas ocasiones en las que se lo podrá hacer con las puertas abiertas. No está definido aún el día de apertura, pero no pasaría del 10 de junio.
Los presos serán los que actualmente están alojados en todas las comisarías de Rosario. En paralelo a las obras, ya está previsto el personal que va a ser destinado a cumplir con los turnos de trabajo en la nueva cárcel, así como el mobiliario y el resto de las cuestiones que van a ser necesarias para su total funcionamiento.
Cada celda tiene alrededor de siete metros cuadrados (3 metros por 2,50 metros), posee dos camas, una mesa, un artefacto con una bacha arriba y un inodoro debajo en una sola pieza, al que por eso denominan “antivandálico”. La salida de agua que reemplaza a la canilla también tiene una limitación o coeficiente de seguridad: antes los tanques se vaciaban si se mantenía apretado el pulsador. Cada unidad ahora tiene una mochila que limita el consumo de agua.
Cada celda posee además un espejo, una luz y una entrada de aire para ventilación. La ventana tiene un blindex, una reja y un tejido que no permite sacar ni entrar nada, como pasó con las palomas que se detectaron en Coronda.
Un detalle de este nuevo sistema de construcción en las celdas es que salvo la cama que está soldada a una chapa en el piso, no hay ningún borde entre las placas, con lo que no hay espacios que pueda ser roto por los presos.
Todas las instalaciones sanitarias y eléctricas están por fuera de la celda, de manera que se pueden hacer reparaciones sin necesidad de desalojar a los presos. En la puerta de cada celda hay una luz pulsador que se acciona desde afuera y permite ver a cada interno por una mirilla.
Este modelo de celda se viene mejorando desde el primer módulo de construcción que el actual gobierno empezó a construir en Piñero. Esta es la quinta unidad que se realiza utilizando el sistema premoldeado.
En los techos se realizó una cubierta metálica despegada, de extremo a extremo del pabellón, que mejora la temperatura interior. Los patios tienen cercos olímpicos.
“Por indicación del gobernador Maximiliano Pullaro, en Santa Fe obra que se termina se usa, y cárcel que se inaugura, se llena”, explicó la secretaria de Asuntos Penales, Lucía Masneri, quien junto al secretario de la Unidad Ejecutora de la obra, Diego Leone, brindaron las explicaciones técnicas y políticas de la flamante construcción, en medio del trabajo de los obreros.
Al respecto Leone detalló: «Estamos a días de empezar a trasladar los reclusos, primero hay que terminar la obra. Era el momento de mostrarlo, cómo es una obra de este tipo, cómo se trabaja, qué metodología constructiva. Siempre hay que tener un proyecto ejecutivo, esa es la parte que trabajamos mucho con todo el equipo del ministerio de Justicia y Seguridad con la dirección del Servicio Penitenciario» comenzó explicando el secretario.
Y agregó: «Estamos ante un problema de la cantidad de presos que hay en las comisarías y la superpoblación en penales. Estamos insistiendo para que se termine y ya se pueda usar». Leone confirmó que el pabellón, de 40 celdas, podrá albergar 320 reclusos.
«Todas las instalaciones llegan desde un espacio técnico que está detrás de la celda, y en caso de reparaciones o revisiones se hace desde fuera, no hay que desalojar a los presos» sumó.
Consultado por las características que debe tener este tipo de obras, Leone explicó: «No tiene que ser destructible, todo lo que es acero tiene un espesor específico. En algunos casos hay elementos de hormigón. Los colchones no se pueden prender fuego. Hay que buscar que sea seguro, de rápido mantenimiento, de materiales duraderos como el acero y el hormigón. Es lo que fundamentalmente buscamos para este tipo de obras».
«Esta es la primera obra a punto de entregarse, está en ejecución el Infierno en Piñero que va a ser la cárcel de reclusos de alto perfil, en Recreo estamos en 5 meses de obra para 880 reclusos. Y tenemos 4 obras más para ejecutar. En total de la gestión vamos a ejecutar plazas para 6500 reclusos. Desde el año 84 hasta 2023 se ejecutó obra para 4200 reclusos. Queremos bajar la superpoblación de los penales, tenemos que atenderlo con obras más seguras de las que ya tenemos» concluyó.
80 hectáreas para cárcel
El actual gobierno provincial se propone ejecutar en los cuatro años de gestión cuatro mil celdas nuevas (unas 6500 plazas). Actualmente además de la unidad que está a punto de inaugurarse hay otra obra en marcha en Recreo (para 880 presos) y hace dos meses empezó con pilotes y base la construcción de la cárcel a la que llaman “El Infierno”, que permitirá alojar en celdas individuales a 1152 presos de alto perfil.
En Piñero este gobierno expropió 80 hectáreas para fines de obra pública penitenciaria, una lonja que va desde la AO12 a un camino rural paralelo y atrás del penal 11. Ahí se construye El Infierno y hay suelo de reserva para cuando haga falta seguir ampliando.
Antes de la gestión Pullaro, en 2023 había en la provincia 7000 plazas de detención (no presos). Y en los últimos 40 años (de 1984 a fines del 2023) se hicieron 4200 plazas nuevas. Ahora planean construir 6500 en sólo cuatro años, y la mayoría estarán terminadas para fines de 2026.
Entre los gobernadores, Miguel Lifschitz había sido hasta ahora el que más cantidad de plazas de detención construyó en la historia de Santa Fe; Omar Perotti no sumó obra penitenciaria, sólo terminó un 5% que faltaba en la Sub Unidad 3 del Centro Penitenciario de Rosario. Ahora el plan es más ambicioso y con un planteo que incluye tres patas: cero presos en comisarías, no a la superpoblación y como novedad un cálculo de crecimiento poblacional en las cárceles que se controla semanalmente.
Ese índice hace cuatro meses que está estancado en 3,2 por día en la provincia. Al inicio de la gestión ese número era de 4,9 por día, debido a lo que llaman “una impunidad atrasada”.
Consideran que los niveles actuales, de unos cien presos por mes (Córdoba suma 140) es razonable, unos 1200 presos nuevos por año, computando como resta los que terminan con el cumplimiento de sus penas y cesan sus plazos en prisión preventiva. Actualmente en Santa Fe hay 12.100 presos repartidos entre comisarías y el servicio penitenciario.
